Disfunción Dolorosa Intervertebral Menor (DDIM) o Disfunción Intervertebral
Descripción general
La disfunción intervertebral o disfunción dolorosa intervertebral menor (DDIM) es una patología funcional que provoca dolores de espalda y referidos a otras partes del cuerpo. Patología funcional quiere decir que no se puede constatar nada incorrecto en las pruebas de imagen, electrofisiológicas, gamma gráficas u otras. Están incluidas como diagnóstico médico desde hace años y son una de las causas más frecuentes de dolor de espalda.
La sintomatología se produce por un disfuncionamiento de las articulaciones facetarias posteriores de un segmento vertebral que irritan la salida de los ramos posteriores del nervio raquídeo correspondiente. Estos ramos producirán dolor local y en las zonas a las que llegan en la cabeza, cuello, miembros superiores, zona dorsal, lumbares y/o miembros inferiores.
Con frecuencia se asocia a puntos gatillo miofasciales (PGMs).
Causas
Las causas por las que se producen van desde un mal gesto o un golpe, actividades repetitivas o malas posiciones mantenidas. El estrés y la ansiedad son frecuentemente causa de DDIMs. Tanto estas como la falta de ejercicio hacen que se cronifiquen los dolores de espalda.
Síntomas
Los síntomas incluyen, dependiendo de dónde se produzca la disfunción, desde cefaleas unilaterales, pasando por dolor cervical, con o sin dolor en el brazo, dolor en columna dorsal, abdomen y zona lumbar con o sin dolor en los miembros inferiores. De esta manera, pueden producir patrones dolorosos reconocibles por el médico experto. Muchas veces estos patrones pueden parecerse a cuadros como la ciática o la cervicobraquialgia.
Diagnóstico
El diagnóstico de la DDIM es principalmente clínico mediante la anamnesis y una exploración clínica exhaustiva.
Por supuesto, en caso de duda se pueden pedir pruebas complementarias que ayuden a descartar otros procesos.
Tratamiento
Es principalmente manual por medio de técnicas articulares, como las manipulaciones vertebrales, técnicas de tejidos blandos o musculares.
Con frecuencia hay que hacer uso de las infiltraciones y de la punción de puntos gatillo miofasciales (PGMs) que a menudo se asocian a los síntomas de las disfunciones.
Por supuesto, será muy importante tratar los problemas emocionales, el estrés, la ansiedad y mejorar la calidad del sueño si estuviera alterada. Esto, junto con un ejercicio adecuado, contribuirá a la mejor recuperación del paciente y a que su dolor no se cronifique.