La fractura de cadera es la perdida de continuidad de la estructura ósea del extremo proximal del fémur, que incluye la cabeza , el cuello femoral y hasta 5 cm por debajo del trocánter menor.
Cuando un paciente se fractura la cadera, suele ser un momento de tensión para los familiares, por las implicaciones que conlleva un paciente mayor con una lesión de este tipo. Es necesario tomar decisiones y riesgos.
Síntomas
El principal síntoma es el dolor agudo y la incapacidad funcional de la pierna. Con gran frecuencia se puede observar un acortamiento de la extremidad con rotación externa de extremidad.
Causas y factores de riesgo
La fractura de cadera es un problema común en pacientes ancianos, en especial en aquellos que sufren de osteoporosis. Estas pueden ocurrir posterior a un movimiento de torsión, una caída o simplemente por la debilidad extrema de hueso.
Prevención
En primer lugar la prevención se orienta al paciente evitando y/o controlando la osteoporosis y una nutrición adecuada.
Realizar ejercicios previene la osteoporosis, mantiene la musculatura y permite mantener mejor equilibrio y desempeño del cuerpo de los pacientes.
Es importante en pacientes ancianos con riesgos de fractura de cadera, adecuar su hogar para evitar caídas retirando tapetes, alfombras o muebles bajos en el hogar con los que pueda tropezar, instalando barras de sujeción en baños, entre otras.
Diagnóstico
El paciente con una sospecha de fractura de cadera debe ser trasladado al servicio de urgencias para realizar radiografías. Las radiografías suelen ser suficientes para realizar el diagnóstico. En algunos casos donde no sea visible la lesión en la Rx o en casos que el médico lo considere se podrá solicitas una tomografía axial (TAC).
Las fracturas de cadera pueden ser de dos tipos las que ocurren dentro de la cápsula de la articulación (cabeza y cuello) y las extra capsulares, dependiendo de la ubicación de la fractura dependerá el tratamiento a seguir.
Tratamiento
En la mayoría de los casos las fracturas de cadera ameritan ser operadas, a fin de poder devolver al paciente la capacidad de movilizarse y/o caminar de manera precoz y de esta manera evitar el encamado y las complicaciones que éste puede producir, como lo son: escaras, problemas circulatorios y respiratorios así como infecciones asociadas.
Para decidir el tratamiento es importante determinar el tipo de fractura. Las fracturas intra-articulares ocurren en la región desde el cuello femoral hasta la cabeza del fémur, en este tipo de lesiones se compromete la circulación de la cabeza del fémur por lo que en la mayoría de estos casos se encuentra indicado la colocación de un prótesis total de cadera. En algunos casos muy específicos donde el desplazamiento de la factura es escaso es posible la fijación con tornillos o placas con tornillos. Las fracturas extra-articulares ocurren por fuera de la cápsula articular, es decir desde el cuello del fémur hacia la diáfisis (parte larga), en este tipo de fracturas la circulación sanguínea abundante, lo que favorece la consolidación del hueso por los que se prefiere la fijación con placas-tornillos o sistemas de clavos especiales.