Debido a su naturaleza mínimamente invasiva, se reduce significativamente el daño tisular y las inflamaciones, lo que disminuye al mínimo las posibles complicaciones.

Uno de los riesgos asociados con la cirugía tradicional es la posibilidad de retirar excesivo hueso al acceder al canal lumbar, lo que puede resultar en una vértebra inestable. Esta inestabilidad puede provocar un movimiento excesivo que aumenta el dolor de espalda. Sin embargo, las técnicas endoscópicas son mucho menos agresivas y requieren menos remoción de hueso, lo que prácticamente elimina el riesgo de inestabilidad.

Dado que la cicatriz es más pequeña y no se corta ningún músculo, el dolor postoperatorio de la cirugía endoscópica es menor. Esto conlleva a una reducción en el uso de analgésicos durante la recuperación.

Durante el proceso de cicatrización, existe el riesgo de que el tejido cicatricial atrape el nervio y lo comprima, lo que puede provocar la reaparición de la ciática y el dolor lumbar. Sin embargo, con la endoscopia, solo se requiere un punto de sutura y se produce muy poco tejido cicatricial, lo que reduce este riesgo significativamente.

Mientras que con una microdiscectomía tradicional los pacientes suelen permanecer ingresados entre 24 y 48 horas, con las técnicas endoscópicas es posible que el alta se dé incluso el mismo día de la intervención.

Los tiempos habituales de recuperación después de un tratamiento de hernia discal con cirugía convencional suelen oscilar entre las 6 y 12 semanas. Sin embargo, con la cirugía endoscópica, este tiempo se reduce significativamente a solo 3-6 semanas, lo que te permite recuperar tus actividades habituales en un período récord.