¿Qué es el bruxismo?
El Bruxismo, conocido como el “rechinar los dientes”, es un trastorno que se caracteriza por la presencia de una actividad involuntaria de los músculos masticatorios, de forma repetitiva y sin propósitos funcionales.
El Bruxismo puede manifestarse durante el sueño o la vigilia y la afectación es sin predominancia en género y en cualquier grupo etáreo. Si bien el bruxismo es de etiología no clara, existen diversos factores relacionados que desempeñan un papel en el desarrollo de este trastorno.
Los principales factores relacionados con el bruxismo son:
- Factores psicosociales. Existe una estrecha relación con el estrés y la ansiedad.
- Uso de sustancia como el alcohol y la cafeína.
- Ciertos medicamentos pueden aumentar las probabilidades de tener bruxismo.
- Trastornos del sueño, trastornos neurológicos, trastornos de la articulación temporomandibular (ATM), Enfermedad por reflujo gastroesofágico, entre otros.
Efectos perjudiciales no solo en la dentadura
La clínica más asociada implica rechinar y/o apretar los dientes, lo que conlleva a que los pacientes desarrollen efectos perjudiciales a diferentes niveles como:
Cavidad oral:
- Alteraciones dentales: erosiones, hipersensibilidad, hipermovilidad dentaria, fracturas dentales.
- En casos más complicados puede provocar lesiones de partes blandas como lengua, labios y mejillas
Músculoesquelético:
- Mandíbula: dolor transitorio y matutino
- Dolor de cabeza matutino y dolor facial.
- Chasquidos en las articulaciones temporomandibulares.
- Hipertrofia muscular generando cambios en la forma del óvalo facial.
El diagnóstico es fundamentalmente clínico, mediante una historia clínica adecuada. La identificación del rechinar y/o apretar los dientes asociado asociado a la identificación de las alteraciones derivadas de este proceso como un desgaste anormal de los dientes, dolor o fatiga transitoria de los músculos mandibulares por la mañana, dolor de cabeza en zona temporal y/o bloqueo de la mandíbula al despertar. Es importante reconocer los factores de riesgo asociados a este cuadro como consumo de sustancias y/o medicamentos que puedan agravar o perpetuar el cuadro con la finalidad de corregirlos. Muchos casos de Bruxismo son leves y no requieren tratamiento, sin embargo, los casos sintomáticos sí se beneficiarían de recibir tratamiento.
En la actualidad existen multitud de opciones terapéuticas disponibles para tratar el Bruxismo, tales como:
– Dispositivos dentales de descarga para reducir el desgaste dental.
– Medidas farmacológicas como relajantes musculares y antiinflamatorios.
– Terapias cognitivo – conductuales para control y manejo de estrés.
Todas estas, medidas, que habitualmente sirven para manejo de síntomas y signos derivados del Bruxismo, tienen eficacia limitada. La evidencia actual apunta a que las inyecciones con toxina botulínica en masetero y/o músculos temporales son una opción de tratamiento válida que pueden disminuir la frecuencia de los episodios de bruxismo, así como la fuerza masticatoria y disminuir los dolores derivados del mismo, lo que traduce en una mejoría en la calidad de vida de los pacientes con bajo porcentaje de efectos secundarios.
El bruxismo puede afectar la calidad de vida ya que el impacto de dicha afección no es sólo a nivel funcional, sino también a nivel emocional, incluso puede afectar la esfera social. Un tratamiento adecuado no sólo mejora no sólo mejora la salud bucal, sino que también contribuye a una mejor calidad de vida a largo plazo al prevenir complicaciones y molestias asociadas con esta condición.
Es aconsejable una valoración por un especialista para tratamiento adecuado. Aquí en IMSKE