La elección del calzado.

La elección del calzado

Colaboración Unisa e Imske

La elección del calzado

La elección del calzado guarda relación directa con la salud de la espalda

La elección del calzado.

  • Los podólogos recomiendan materiales capaces de aprovechar la energía al caminar y devolverla para disminuir la fatiga
  • El Colegio de Podólogos de la Comunidad Valenciana recuerda que es el calzado el que se debe adaptar al pie y no al revés
  • Se desaconseja el zapato plano: la altura ideal es de 3 o 4 cms
  • El uso continuado de chanclas produce muchos efectos perjudiciales

La relación entre la salud de la espalda y el tipo de calzado que utilicemos puede no resultar evidente. Pero lo cierto es que guardan una relación directa. Tanto es así, que el uso de un calzado inadecuado puede tener consecuencias muy dolorosas para la espalda.

Al caminar, cada paso genera cierta repercusión en nuestra espalda. Y así, contar con un calzado adecuado evitará dolores en la zona lumbar. Si por el contrario, el zapato es incómodo, se disparan las posibilidades  de que la zona lumbar baja sufra y aparezca el dolor.

Jairo Casal es podólogo y responsable de la Unidad de Biomecánica y Podología del Hospital IMSKE.

 

Elección del calzado: la talla no garantiza que encaje bien La elección del calzado.

 

A la hora de escoger calzado es importante asegurarnos que se adecue a nuestro tipo de pie. “Debemos tener en cuenta que la longitud o número de calzado no es suficiente para determinar si nos encajará. Saber para qué lo queremos y comprarlo en base a su uso será fundamental”, asegura Jairo Casal. Por ejemplo, si vamos a practicar ejercicio tiene que ser adecuado para la superficie. Además, los pies pueden ser anchos o estrechos, con el empeine más o menos elevado, o sufrir algún tipo de alteración o deformidad como juanetes y dedos en garra, por lo tanto, es un aspecto que debemos considerar a la hora de elegir el calzado.

 

La suela La elección del calzado.

 

La planta o zona inferior del calzado está compuesta por dos partes fundamentales: mediasuela y suela.

En la mediasuela solemos encontrar la amortiguación del zapato. “En consulta, cada vez vemos más materiales con distintas propiedades que las marcas acoplan a las mediasuelas de sus calzados. La principal función es la de amortiguar los impactos que generamos al caminar y se consigue con materiales como espumas de EVAS o derivados de los mismos con diferentes espesores que mediante su compresión absorberán y disiparan esas presiones”, explica Jairo Casal.

No obstante, habitualmente vemos que las marcas optan por materiales reactivos. Estos se caracterizan por su capacidad de aprovechar la energía al caminar y devolverla para disminuir la fatiga muscular y optimizar el impulso.

En definitiva, si vamos a andar bastante será adecuado el uso de calzados que posean mediasuelas más gruesas que nos proporcionen una buena amortiguación y aíslen los impactos del suelo”. Además, es recomendable que tengan una elevación en la zona de tacón de entre 2 y 3 centímetros ya que ello ayudará a reducir la tensión de la musculatura posterior. Por el contrario, si usamos mediasuelas muy finas, aumentaremos la tensión pudiendo generar fascitis plantar, tendinitis del tendón de Aquiles y sobrecarga de los gemelos.

Por otro lado, encontramos la suela. Es la parte que nos mantiene en contacto directo con el suelo y, en general, lleva dibujos con rugosidades que permiten tener un mejor agarre, evitando caídas, y nos proporciona mayor estabilidad.

 

La horma La elección del calzado. 

 

Una de las características más importantes del calzado es asegurarnos de que la horma se adecua a nuestro pie. Por ejemplo, en pies cavos, que tiene mucho puente la zona del empeine, se encuentra más elevada, por lo tanto, el calzado debe tener la altura adecuada o poseer la capacidad de que el material ceda para no comprimir en exceso.

Otro aspecto relacionado con la horma es la anchura del pie. “Los pies con juanetes o alteraciones en los dedos (dedos en garra, dedos en martillo…) suelen tener un antepié más ancho y si no escogemos la amplitud adecuada podría generar roces y durezas en las zonas con mayor presión, bien en los laterales o en el dorso de los dedos”, explica Jairo Casal.

Por ello, es recomendable elegir calzado que posea materiales flexibles en la zona superior que sean capaces de estirarse o adaptarse a las deformidades que puedan padecer los pies para evitar rozaduras, molestias o la aparición de ampollas.

 

La sujeción

 

Siempre que sea posible es recomendable optar por calzados sujeción, a poder ser regulables como velcros, cordones o hebillas. “Es cierto que en el calzado de mujer esto no siempre ocurre, pero debemos de tener un mínimo de sujeción que nos proporcione estabilidad al caminar”, aconseja Jairo Casal

Nuestra recomendación es optar por un calzado que se ajuste de manera adecuada al empeine sin generar excesiva presión procurando siempre que se tenga sujeta la zona trasera, es decir, la parte del talón”.

Es importante evitar el calzado tipo chancla para caminar ya que va a favorecer que la posición de dedos en garra y una mayor fatiga de la musculatura plantar, además producirán una mayor inestabilidad. “Las chanclas y ese tipo de calzado son adecuados para evitar infecciones de hongos, por ejemplo, en las piscinas y vestuarios, pero no se recomiendan para andar ni pasear”.

 

Calzado saludable producido en la Comunidad Valenciana

 

Con base en Elda (Alicante), la Comunidad Valenciana ha desarrollado el centro de producción de calzado basado en la utilización de materiales nobles más potente de España, situándose a la cabeza por comunidades autónomas y triplicando el volumen de producción de Galicia, que ocupa el segundo puesto.

La función de motor de la industria del calzado ha llevado a distintas compañías valencianas a desarrollar ambiciosos proyectos de I+D que han logrado afianzar sus productos con niveles de calidad importantes y asociados a la producción de calzado de calidad. Firmas como UNISA-Europa han creado componentes como la plantilla Supersoft ®, suela con efecto amortiguador, que genera energía inversa al movimiento, disminuyendo así el desgaste muscular y óseo.

Desde el Colegio de Podólogos de la Comunidad Valenciana, se incide en la importancia de que “es el zapato el que se adapta al pie; no a la inversa”. En este sentido, “es importante desarrollar acciones de I+D que nos permitan ofrecer calzado que incorpore materiales flexibles, elásticos y ligeros que disminuyan el cansancio y que tengan un alcance saludable para todo el sistema musculoesquelético involucrado en la marcha”,  afirma Antonio Porta, gerente de Unisa-Europa.

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