El riesgo de embolia pulmonar puede doblarse en personas inactivas
- El movimiento favorece la circulación de la sangre por los vasos evitando que quede estancada o circule más lenta, por lo que reduce el riesgo de desarrollar trombos.
- Se recomienda realizar ejercicio al menos 4-5 veces a la semana y de una duración 30-45 minutos, alcanzando 60-75 % de la frecuencia cardíaca máxima.
- El reposo en cama durante 3 semanas en personas de 20 años disminuye la capacidad aeróbica (estado físico cardiorrespiratorio) en mayor medida que tres décadas de envejecimiento.
Valencia, 27 de abril de 2021. En los últimos meses, las consecuencias que algunas vacunas contra la covid19 podría tener en el riesgo de sufrir trombos -coágulos que se forman en torrente circulatorio- ha vuelto a poner de manifiesto la asociación directa entre la actividad física y una buena salud cardiovascular. En atención a esta relación, el movimiento reduciría considerablemente el riesgo de sufrir trombos o embolias.
Según un estudio publicado por la NIH (National Library of Mecine) estadounidense (*), existe una asociación entre el tiempo que una persona permanece sentada y el riesgo de embolia pulmonar idiopática (41/104 720 en personas inactivas frente a 16/14 565 casos en personas activas. La muestra del estudio estuvo formada por 70.000 mujeres y el período de estudio fue de 18 años. El estudio concluyó que el riesgo de embolia pulmonar era más del doble en las mujeres que pasaban la mayor parte del tiempo sentadas en comparación con las que pasaban menos tiempo sentadas.
Cómo reduce el ejercicio el riesgo de trombos
Un trombo es un coágulo en el torrente circulatorio que produce una obstrucción al flujo en esa zona. Cuando se desprenden pequeñas porciones y viajan por el torrente sanguíneo hasta un órgano diana como los pulmones o el cerebro se produce un embolismo, pulmonar en el caso de los pulmones o ictus -o accidente cerebro vascular- en el caso del cerebro.
Según el Dr. Pedro Castells, médico rehabilitador del Hospital IMSKE, “el movimiento favorece la circulación de la sangre por los vasos evitando que quede estancada o circule más lenta, por lo que reduce el riesgo de desarrollar trombos”.
En este sentido, el Dr. Castells enumera una serie de capacidades beneficiosas para la buena salud del sistema cardiovascular que se derivan de la actividad física:
- Produce dilatación de los grandes vasos (aorta, subclavia, carótida), junto a un grosor de pared arterial disminuido. Este escenario favorece un mayor volumen de luz arterial, lo cual daría mayor margen a la sangre para fluir sin problemas
- El tamaño y las paredes del corazón aumentan ligeramente, mejorando su capacidad de llenado y vaciamiento, por tanto, es más eficaz, capaz de expulsar más sangre en cada latido.
- Mejora el retorno venoso (de la sangre por las venas hacia el corazón) desde los miembros inferiores gracias a un mayor tono muscular. Una buena masa muscular protege contra eventos cardiovasculares en ancianos
- Hace más flexible la placa de ateroma (que bloquea el paso de sangre y provoca la enfermedad coronaria, es decir, que puedas tener una angina de pecho o un infarto), que tiene una composición más favorable en atletas entrenados, incrementándose el contenido en colágeno y elastina
- El ejercicio físico también genera la formación de vasos colaterales, es decir, pequeños vasos sanguíneos que forman un entramado complejo y que, en el caso de bloquearse una arteria principal, aportan cierta cantidad de sangre al tejido en peligro, minimizando el daño causado.
El ejercicio, motor de salud
La iniciación a la actividad física después de largos períodos de inactividad suscita en algunas personas el temor a las consecuencias por exceso. Sin embargo, no hay que perder de vista, según la misma Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce, que el sedentarismo es infinitamente más peligroso que salir de la inactividad. Con todo, es cierto que hay que seguir unas pautas médicas para optimizar los beneficios indudables del ejercicio como motor de salud. “Se recomienda realizar ejercicio al menos 4-5 veces a la semana y de una duración 30-45 minutos, alcanzando 60-75 % de la frecuencia cardíaca máxima (ésta se calcula con la resta: 220-edad). Es importante también iniciarse lenta y progresivamente: los 5- 10 minutos iniciales realizar estiramientos, y ejercicios suaves y lentos (calentamiento)”, explica el Dr. Castells.
Efectos devastadores de la inactividad
Los efectos devastadores que pueden suponer los parones prolongados de actividad cobran hoy más importancia que nunca por los efectos de la pandemia.
En este sentido, “el Dallas Bedrest and Training Study encontró, durante 30 años de seguimiento, que el reposo en cama durante 3 semanas en personas de 20 años disminuye la capacidad aeróbica (estado físico cardiorrespiratorio) en mayor medida que tres décadas de envejecimiento. Para recuperar esta pérdida de capacidad aeróbica se requirieron seis meses de entrenamiento cuando tenían 50 años (McGuire et al., 2001)”, apunta el Dr. Castells
Se ha encontrado, incluso en personas de 23 años, que inmovilizar una pierna durante 5 y 14 días genera disminuciones en el área transversal del músculo (3,5% y 8,4%), en la fuerza (9% y 23%) y en la activación de vías de señalización catabólicas (Wallet al., 2014)
“También se han encontrado pérdidas de densidad mineral ósea y capacidad aeróbica (pérdida de 1% diario en consumo máximo de oxígeno) durante las primeras 2 semanas de reposo en cama, que son superiores en mayores de 60 años (Capelli et al., 2006)”.
El movimiento, prioridad en IMSKE
En el hospital IMSKE actividad física se sitúa en el eje del abordaje terapéutico de cualquier patología o lesión que afecte a músculos, huesos y articulaciones.
Además de contar con un equipo multidisciplinar centrado en el aparato músculoesquelético, y que va desde traumatólogos y reumatólogos, hasta fisioterapeutas, readaptadores, podólogos, nutricionistas, médicos rehabilitadores o dermatólogos, el centro cuenta con dos plantas equipadas con tecnología de vanguardia para activar, mejorar y optimizar los beneficios de la actividad física, más necesaria que nunca tras la inactividad obligada por la pandemia.
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